Cuento cada noche las estrellas
que llevas en la espalda,
estrellas brillantes en forma de pecas,
constelaciones eternas en tu piel.
Llevas piel de tormenta,
piel de huracán,
el mar en la piel,
esa piel que es mi paraíso.
Tantas promesas que tu piel perdona,
tu espalda eterna
que se parte justamente en mi cielo
donde habita el fuego.
Cuento cada noche los motivos
que me atrajeron a ti,
nunca termino la lista
y siempre acabo en el cielo.
No tengo porque contarte
los motivos por los que me gustas,
tú los adivinas cada noche.
Siempre termino perdiéndome en ti,
en tu alma, en tu mente,
y nos dibujo en tu piel.