Abres la puerta al llegar
y los escalones se emocionan
por sentir tus delicados pasos
hacia mi habitación.
Toco con los labios
el rojo herido del cielo
en los atardeceres de noviembre
cuando decides aparecer.
Adivino con la mirada
el mayor de tus miedos
cuando tus ojos verdes
me atraviesan con sus rayos de luz.
Acaricio tus parpados
antes de que amanezca
y después descubrirte
mujer.
Desnuda.
Completa.
Hermosa.
He decidido vencer las sombras,
olvidar los años de invierno,
contar los segundos mientras llegas,
y cuando llegas, enamorarme un poco más.