Hay un espejo en el que ya no me reflejo,
pero me enfrento con el,
con la mirada llena de rencor
intentando encontrarme
pero no hay luces que me busquen,
solo sombras de las rosas
que un día te di.
Pero no te confundas,
en el espejo no hay tristeza,
solo reflejos heridos
de lo que un día intentamos ser.
El espejo me observa
y yo me pierdo.
El espejo me observa
y no te encuentro.
Las tumbas de nuestra historia
están rodeadas de flores marchitas
y el viento que sabe a olvido decoran el espejo.
¿Ya sabes como?
La vida, la claridad de los amaneceres,
el amor, los besos, la pasión,
las discusiones y el frío en una cama,
tantas cosas que nos borraron del reflejo.
No somos nada,
nunca lo fuimos.
Probablemente yo tampoco lo soy
desde que ya no estoy contigo.
El espejo vacío lo confirma.